El alquiler con opción a compra es una alternativa para aquellas personas que desean adquirir una vivienda sin comprometerse a desembolsar una alta suma de dinero o una hipoteca. ¿Qué es y cómo funciona? ¿Cuáles son los beneficios? Si te quedas con nosotros conocerás cómo funcionan estos acuerdos, las consideraciones claves para entender por qué es tan importante en un mercado inmobiliario tan complejo y si es legal. ¿Preparado? ¡Vamos a ello!
¿Qué es el alquiler con opción de compra?
También conocido como arrendamiento con derecho a compra, es un acuerdo entre vendedor e inquilino que combina los elementos de un alquiler y la compraventa de un inmueble, donde el arrendatario paga las cuotas mensuales que le corresponden al alquiler y, una vez finalizado el contrato, decide si adquiere o no la propiedad.
Es un modelo beneficioso tanto para los vendedores como para los inquilinos. Permite disfrutar de la vivienda mientras se evalúa la idoneidad de una futura compra.
Se ha vuelto una estrategia común en los últimos años, especialmente en inmobiliarias que desean percibir ingresos estables y pactar una venta futura.
Características del alquiler con opción a compra
Hay varias características que definen este tipo de acuerdo inmobiliario. Aquí la lista de los puntos claves:
- Doble contrato. Por un lado, tenemos un contrato típico de alquiler, donde el inquilino se compromete a pagar una cuota mensual para disfrutar de la vivienda y un segundo contrato donde tiene la opción de comprar la propiedad al final del periodo de arrendamiento.
- Opción de compra. El inquilino tiene la opción, pero no la obligación, de adquirir la propiedad al finalizar el contrato. Puede tomarse el tiempo suficiente para reflexionar si puede pagar el precio final o si desea ampliar el contrato de arrendamiento.
- Descuento de alquiler. Por último, hay un beneficio clave y es que, de las partes de las rentas mensuales abonadas, se puede aplicar como crédito al precio de compra final. Es como un incentivo por parte de los vendedores para que el inquilino se anime a adquirir el bien o inmueble.
¿Cómo funciona el alquiler con opción a compra?
Es sencillo. El inquilino y el propietario firman un contrato de arrendamiento que establece los términos del alquiler, la duración y el monto de la renta, añadiendo una cláusula de opción a compra y las condiciones en que se establecerá el crédito.
Cuando se cumpla el tiempo pactado, la persona decide si quiere ejercer o no la opción y notificárselo al propietario para iniciar la formalización de la compraventa en todas sus condiciones y bajo los efectos de la ley.
Beneficios de los contratos de alquiler con opción a compra
¿Vale la pena hacer un contrato de esta naturaleza? Muchas personas solo piensan en el arrendamiento como una opción, pero tiene sus ventajas. Las principales son:
Oportunidad de compraventa
El inquilino tiene la oportunidad de vivir en la propiedad antes de comprometerse con la adquisición y evaluar si es la decisión más adecuada para sus intereses a largo plazo. El vendedor asegura recibir ingresos por uno de sus activos y, además, activa la oportunidad de concretar una venta con una persona de confianza y que está comprometida con realizar negocios.
Facilidad de obtener una hipoteca
Una de las ventajas que pocas personas conocen sobre este acuerdo es que es de ayuda al momento de solicitar una hipoteca. Y es que el historial de pagos de alquiler aumenta las posibilidades de obtener una hipoteca, ya que demuestra su capacidad de pago y compromiso con la propiedad.
Precio fijo
El precio de compra se fija al inicio del contrato. Desde una vez se conoce el monto total de la compraventa, sin sorpresas para una mejor planificación a largo plazo. Ya sea reuniendo el dinero suficiente para completar el monto o solicitando una hipoteca.
¿Es legal este contrato?
Una de las primeras preguntas que surgen a la hora de considerar el alquiler con opción a comprar es si es legal. Aunque es un contrato inusual, está aceptado tanto por la Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU), como por el reglamento hipotecario. Según el Tribunal Supremo, tiene la misma figura que un precontrato o principio unilateral, en virtud de la cual una parte concede a la otra la facultad exclusiva de decidir sobre la celebración o no del acuerdo de compraventa en unas determinadas condiciones.
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